Hoy he asistido al funeral de un familar cercano (me niego a definirlo como tío abuelo, por ser una definición que acostumbra a sonar a parentesco demasiado lejano), de un ser querido, de una persona a la cual he visto deteriorarse, durante los últimos meses, de una forma progresiva e implacable. Pero no es de su enfermedad de la que quiero hablaros, sino de su vida, puesto que fue lo que yo llamo un "hijo de la guerra"... o, mejor dicho, de la posguerra.
Hijo de la posguerra, porque fue una persona con muchas inquietudes... personales, sociales, artísticas, culturales... pero que no pudo desarrollarlas por crecer durante la posguerra, por sufrir hambre, precariedad, por carecer de libertad de expresión, por tener que dejar el colegio e irse a trabajar demasiado joven... pero, por encima de todo, por no poder ser él mismo; una de las cosas más terribles que le pueden suceder a uno, a lo largo y ancho de esta jodida vida.
Todo esto, provocó que que se convirtiera en un adulto un tanto solitario, en ocasiones arisco y con un punto antisocial, lo cual llevó a que mi hermano y yo, cuando éramos pequeños, le pusiéramos un mote, "foll", que aunque colocado de modo un tanto cariñoso, en catalán viene a significar loco. También es cierto que encontró sus zonas de confort en la naturaleza, el senderismo, la agricultura, el arte románico... Pero nunca llegó a sentirse plenamente realizado.
Hoy, a pesar de que yo fui la persona que más veces lo vio en los últimos tiempos, por no decir la única (no tenía pareja, nunca tuvo hijos y su única hermana, mi abuela, falleció hace ya más de dos años), solo lo puedo visualizar de una forma... a través de una imagen muy lejos de la de una persona deteriorada y postrada en una cama... lo veo como un pájaro de largo y bello plumaje blanco, que ha pasado 88 años encerrado en una jaula vieja y oxidada; una jaula a la cual le acaban de abrir la puerta, provocando que él salga en hermoso vuelo, dirección al cielo, mientras el sol se refleja en su blanco plumaje, deslumbrando a todo aquel que lo mira.
A él le dedico este humilde homenaje, tanto por la temática western (que él adoraba) como por el legendario personaje de Atlas/Marvel.
Descansa en pau, tiet.
> JOHN SEVERIN
8 comentarios:
Un precioso homenaje comiquero, que seguro que él habría sabido apreciar...Un fuerte abrazo desde Sevilla, Mo! :-)
Cada vez estoy mas convencido de que cuando los seres queridos marchan, nos acompañan desde otra dimensión, bonitas palabras las que le dedicas a Josep, llevo años leyendote y del modo que hablas de comic o en ocasiones que pones pensamientos tuyos, este señor fue privilegiado de tenerte como familiar y amigo, y seguro que a tí te sucedio lo mismo con el...
Descanse en paz.
Muchas gracias, Fernando.
Un abrazo.
Muchas gracias por tus palabras, Folk.
Sí, fue un placer tenerlo como familiar. Algo que fui apreciando progresivamente, cada vez más, a medida que iba haciéndome mayor.
Un abrazo.
El meu més sentit condol.
Que descanse en paz y gracias por compartir este homenaje tan hermoso con nosotros.
Un fuerte abrazo.
Moltes gràcies, Sergio.
Una abraçada.
Hermoso texto. Estaré atento a lo que publicas.
Muchas gracias, Rubén.
Siempre serás bienvenido.
Un saludo.
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