16/3/20

LA HISTORIA DE UN HEROE. . . MI HEROE

Os voy a contar la historia de un héroe de verdad, de carne y hueso, de los que puedes cruzarte por la calle en un día cualquiera, lejos de los héroes imposibles de los cómics o las películas. Es la historia de un hombre que nació en un pequeño pueblo de Almería, Fiñana, que tuvo que emigrar a Catalunya con su familia cuando apenas contaba con seis años de edad y que perdió a su padre muy jovencito, demasiado, lo cual, entre otras cosas, dificultó su sueño de estudiar y convertirse en dibujante técnico, delineante.


Su pasión por estudiar dibujo técnico, compartida también con un creciente interés por el arte y la pintura al óleo, tuvieron que ir marchitándose, en el fondo del baúl de los sueños rotos, tras la muerte de su padre. Joven, con la espina clavada de haber tenido que dejar los estudios, pero con gran determinación, entró a trabajar en un taller mecánico... ya que no podría diseñar y dibujar las piezas, las fabricaría con sus propias manos y aprendería a usar tornos, fresadoras y demás máquinas y herramientas propias del oficio.


A nuestro héroe, joven fornido, hecho a sí mismo, a quién se le podría haber aplicado el apodo "Tarzán", cual Miguel Bernardo Bianquetti, también le gustaba jugar al fútbol, ocupación que desempeñaba en sus ratos libres y en la cual pronto comenzó a destacar como delantero centro goleador. Jugó en varios equipos de Manresa y alrededores, hasta llegar a llamar la atención de algún equipo de segunda división... solo que en aquellos tiempos pretéritos, muy distintos a los actuales, en segunda división apenas le ofrecían pagarle los gastos de desplazamiento y poco más, con lo cual dejó pasar la oportunidad y prefirió centrar su vida en su trabajo y en la mujer que acababa de conocer y que terminaría siendo su esposa.


Fueron pasando los años, formó una familia, tuvo dos hijos varones, fue muy apreciado profesionalmente como "manyà" en todos los talleres en los que trabajó, y tras dejar definitivamente el fútbol en favor de su familia y de irse asentado en la vida, tanto familiar como profesionalmente, se encontró con la magia, ese hueco, por las noches, en el cual dar rienda suelta a aquello que todo artista lleva dentro y que, de un modo u otro, debe terminar por salir y, aunque fuera a costa de robarle horas al sueño, pintó... pintó y, poco a poco, se fue realizando a sí mismo.


Tras años de compaginar los talleres mecánicos con la pintura, un buen día decidió arriesgarse y, como solo hacen los valientes, luchar por su sueño y tratar de vivir del arte, cosa harto difícil en nuestro país, especialmente si no eres "hijo de papá", no te codeas con el esnobismo, ni le haces la pelota a los círculos artísticos consagrados... pero es que él no podía hacer todas esas cosas, porque simplemente no era así.


No obstante, siempre ajeno al esnobismo, se convirtió en un gran pintor, en un artista especialmente sensible con la naturaleza, capaz de vivir de ello gracias a una clientela de amantes del arte realista, de sus imponentes naturalezas muertas, de sus bellos y naturalistas paisajes, de sus poéticas marinas... no solo pudo sacarse la espina de haber tenido que dejar de lado su sueño de adolescencia, sino que logró hacer realidad un sueño todavía mayor: ser artista y vivir de ello.


Dicho todo esto y después de haber rozado la excelencia en todo aquello que realizó, fuera un oficio, jugar al fútbol, pintar o, sobre todo, como persona, cayó enfermo. Primero fue la diabetes, una diabetes mal cuidada debido al carácter de "hombre hecho a sí mismo" que siempre le acompañó, después el corazón, la insuficiencia renal... unos años dolorosos, tanto para él como para quienes le rodeaban, que no fueron justo colofón a la vida de un héroe.


Aunque, en realidad, incluso todos esos años dolorosos fueron la última y más impactante demostración de heroicidad, logrando burlar a la muerte una y ora vez, dejando incrédulo a más de un médico y alcanzando cotas de fuerza y resistencia al alcance de muy pocos seres humanos. Tal vez no fuera un final digno para un héroe, pero sí fue un final de héroe.


Creo que a lo largo de todas estas palabras, han quedado bien patentes su calidad como artista, su tesón y determinación con todo aquello que acometía y un cierto talento sin el cual es imposible llegar a ser tan grande, pero puede que no haya quedado tan perfectamente reflejada su calidad humana, aquello que no puede sentirse simplemente mirando una obra de arte u observando el talento de una persona en acción... precisamente por ello, antes de terminar, os voy a contar una pequeña anécdota.


Hace más de treinta años, en un concurso de pintura rápida en el cual estaba participando, se topó con una humilde familia de campo que quedó anonadada al observar el cuadro que estaba pintando. Pero no fue únicamente por el arte en sí mismo, sino también porque la casa antigua que aparecía en una parte del cuadro era su casa y el niño que había pintado correteando por un camino era su hijo. Le preguntaron por el precio, insistieron varias veces con auténtico fervor, pero ni podían comprar el cuadro debido a su humilde y precaria situación económica ni nuestro héroe podía vendérselo debido a que el cuadro estaba en concurso y si ganaba pasaba a ser propiedad del ayuntamiento organizador del mismo... pero el concurso terminó, el jurado falló, su cuadro no ganó, con lo cual volvió a sus manos, y él decidió regalárselo a aquella gente; sin rebajas ni descuentos, simplemente se lo dio. Dicha gente humilde, cual buena gente de campo, quisieron, al menos, regalarle huevos de sus gallinas e invitarle a comer. Durante dicha comida, se percató de que no tenían televisor, o dicho de otro modo, sí tenían uno viejo, pero llevaba tiempo roto y no tenían dinero para llevarlo a reparar. Nuestro héroe, mi héroe, además del cuadro, les regaló uno de los dos televisores que tenía en su casa. Esta es la materia de la que están hechos los héroes.

ANTONIO MIGUEL PÉREZ LAO
"PÉREZ ENERO" 1948 - 2020

En este momento, más allá de lamentaciones e inevitables episodios de profunda y desgarradora tristeza, solo quiero dar las gracias por los 48 años que he podido compartir con él y por la profunda huella que ha dejado en todos nosotros. En el fondo estoy feliz, porque con su carácter, ejemplo y legado, me lo ha puesto un poquito más fácil a mi mismo en mis labores paternas, puesto que no solo ha dejado profunda huella como padre, también la ha dejado como abuelo, y su huella es de esas huellas que, inevitablemente, te hacen sentir afortunado de haberlo conocido y te convierten en mejor persona.


2/3/20

RUBEN PELLEJERO

Nombre: Rubén Pellejero
Nacido: 20 de Diciembre de 1952 en Badalona (España)
Campo: Cómic & magazine europeo
Obras maestras: Les Aventures De Dieter Lumpen / Le Silence De Malka / Le Tour de Valse / Corto Maltese.